La Travesia de hoy la escribe nuestra querida Laura Sánchez, parte del equipo de Laboratoria
Si me hubiesen preguntado hace un tiempo por mis habilidades de networking, les habría dicho que eso me daba terror y hasta me generaba cierto rechazo.
Yo asociaba el networking con esos espacios donde las personas van a repartir tarjetas, contar sus mejores logros e intentar tener nuevos contactos. Con la idea de publicar todos mis reconocimientos laborales, recibir comentarios y felicitaciones de mis contactos en redes sociales. Ambas son prácticas que reconozco valiosas, pero me llevan a lugares de exposición que me ponían muy incómoda. Sin duda no eran espacios para mí.
Pero como a veces la vida nos pone oportunidades inesperadas en el camino, hace unos meses en mi trabajo en Laboratoria me tocó preparar un módulo de networking para las participantes en búsqueda de empleo. “Ideal para mí”, pensé irónicamente.
Una nueva mirada al networking
Empeñada en no contagiar de todos mis prejuicios, me dispuse a buscar recursos y referencias valiosas sobre esta práctica para compartirles. Así fue que me encontré con el libro Never Search Alone, donde Phyl Terry plantea que antes de hablar de networking, debemos fortalecer la gratitud y la autoconfianza.
¿Gratitud y autoconfianza? Me encantó, así que seguí leyendo. Estos conceptos se acercaban mucho más a mi desarrollo personal y a mi camino de autoconocimiento.
La idea principal del libro es que nadie construye su historia en solitario. Que nuestro crecimiento está entrelazado con otras personas, que somos valiosas para una red, y que también nos debemos a esa misma red. Una mirada más relacional y menos transaccional del networking.
La gratitud implica reconocer el apoyo externo que hemos recibido en el camino y conectar con las personas desde un lugar de humildad y aprecio genuino. Crea un ciclo positivo porque, al expresar nuestro agradecimiento, fortalecemos vínculos y nos abrimos a recibir más ayuda.
La autoconfianza nos permite ver que hay personas que nos han apoyado porque reconocieron algo valioso en nuestras capacidades y potencial. Esto nos recuerda que no estamos solas y que otras personas han creído en nosotras.
Para practicar estas habilidades, el libro propone hacer el ejercicio de listar a las personas a quienes agradecemos en nuestra trayectoria, y escribirles una pequeña carta de agradecimiento. No necesariamente para enviar, sino para visibilizar, en nuestra propia experiencia, la fuerza que han tenido las relaciones que hemos creado y cultivado.
El ejercicio con mi propia historia
Me propuse hacer el ejercicio yo misma, y hoy quiero compartir con ustedes lo que aprendí en el proceso.
Empecé mis agradecimientos con la primera persona que confió en mí para un trabajo. Yo tenía 15 años y solía ir en mis tiempos libres a un curso de collares en un almacén en Bogotá. Un día me di cuenta que tenían pocas empleadas. Imprimí una hoja de vida - me encantaría recordar qué puse porque claramente no tenía ninguna experiencia - y me presenté. Doña Margarita me contrató como vendedora los fines de semana. Ese acto de confianza me enseñó a perder el miedo a tocar puertas que no estaban abiertas, y marcó el inicio de un sin fin de puertas que he ido tocando en cada etapa de mi vida.
Luego apareció Tomás, la primera persona que preguntó por mis proyecciones profesionales. Yo tenía 17 años y cursaba mi carrera universitaria. El era gerente de una ONG en la que yo era voluntaria. Estoy casi segura que él ni lo recuerda, pero coincidimos en un bus camino a una comunidad y me preguntó en qué tipo de roles me gustaría trabajar como contratada. La conversación no duró más de unos minutos, pero reconocí por primera vez que alguien más vio algo de mi perfil que podría ser valioso. Yo no supe qué responderle, pero su pregunta me quedó sonando en la mente. Poco tiempo después me animé a postular a mi primer rol contratada e inició un camino de 10 años de trabajo en esta organización que transformó mi rumbo profesional y hasta mi país de residencia.
También incluí a Mili, la amiga que me animó a ir más allá del proceso regular y buscar al Director de Estudios de la maestría a la que quería ir para explicarle que necesitaba una beca. Y a Gabi, la CEO de Laboratoria que cuando necesité una carta de recomendación no solo se mostró totalmente dispuesta a escribirla, pero habló con enorme cariño de lo que vio en mi cuando me contrató para liderar la apertura de Laboratoria en Colombia, de los retos que enfrentamos en 5 años de trabajo, los procesos que lideré y las habilidades que me destacan. Lloré al leerla. Más que una carta, era un verdadero respaldo. Yo, que estaba nerviosa con todo ese proceso, me sentí profundamente acompañada y orgullosa de haber construido parte de mi historia con personas que han impulsado y aportado tanto a mi crecimiento.
La lista siguió y siguió. Descubrí que esa adolescente de 15 años que entró a aquel almacén a pedir un trabajo estaba aprendiendo a hacer networking y que al contrario de lo que pensaba, el networking ha estado presente en toda mi historia. Es esa comunidad me han sostenido e impulsado.
Redefiniendo el networking a mi estilo
El ejercicio fue poderoso - mi consejo es que se tomen 10 minutos y lo hagan ahora mismo, mientras leen este post. Empezó a cambiar mi mirada respecto a las relaciones que he sido capaz de construir en mi carrera, a pesar de haberme siempre considerado alguien “mala para el networking”.
Ya que estaba en este proceso, decidí ir un paso más para definir mejor cómo quiero seguir cultivando mi red. Me puse a pensar en qué es lo que me ha permitido conectar de manera genuina con otros a lo largo de mi camino. ¿Qué comportamientos han hecho posible que construya nuevas relaciones en cada nuevo desafío laboral? Respondiendo estas preguntas rescaté los pilares que están detrás de lo que hoy entiendo como mi propio estilo de networking.
Reconocer que hay mucho que no sé
Los momentos donde realmente he conectado con personas que me han enseñado, han requerido ver y valorar en ellas habilidades y conocimientos que yo todavía tengo por desarrollar. Alejarme de la idea de tener certezas y saberlo todo me ha permitido dejar espacio para que otras personas entren, me transformen y me enseñen, hacerles preguntas, valorar sus saberes. Dejar un espacio vacío en mí que pueda ser llenado por otros ha generado conexiones muy duraderas.
Pararme con curiosidad ante el mundo
En algún momento me reconocí a mí misma rodeada de personas muy parecidas. Me propuse ser más curiosa y también más flexible. Preguntar a otros qué les gusta, en qué creen, qué los motiva, me ha ayudado a descubrir los mundos distintos que me rodean. Suena muy sencillo pero la vedad es que encontrarse con la diferencia no siempre es cómodo. Cuestiona nuestras creencias y nuestras formas de hacer las cosas, pero entender el mundo del otro solo por la genuina curiosidad de saber quién es me ha permitido formar nuevas relaciones que han cambiado mi mundo.
Valorar mis conocimientos y compartirlos
Esta es una habilidad que quiero seguir cultivando para conectar con otros. Compartir lo que sé, no desde el ego ni desde el estatus, sino desde la genuina creencia de que es valioso y puede ayudar a alguien más. Y así como es valioso, también es cuestionable y está bien dar entrada a nuevas personas para compartirlo, cuestionarlo y fortalecerlo. Parte de querer seguir cultivando esta habilidad me tiene escribiendo en este blog que sigo y me ha enseñado de muchas experiencias valiosas que otras mujeres se atrevieron a compartir.
Una invitación final
El resultado de todo este proceso ha sido ganar la certeza de que me debo a una red. Esa red ha determinado mi camino y las puertas que he abierto. Hoy quiero cultivarla, agradecerle y expandirla de manera mucho más consciente.
Si llegaste hasta acá e hiciste el ejercicio, te quiero invitar a escribirles un mensaje corto a alguna de las personas de tu lista. Agradecerles. Qué linda forma de reconectar con quienes ya han sido parte de tu historia.
Un abrazo,
Laura
Esta semana lanzamos el increíble PLAN DUO en Laboratoria+. Si quieres unirte a nuestra membresía con un mega descuento y de la mano de una amiga querida, esta es tu oportunidad <3.
Me encantó! Qué lindo enfoque, el ejercicio de la carta es hermoso!! Gracias por compartir!
Que buen artículo gracias por escribirlo Paola! Sabes pienso que en medio de tanta crisis de liderazgo este tipo de artículos me llenan de esperanza; de que podemos generar conexiones reales y más allá de una intención transaccional sino con el genuino deseo de conectar y conocer a la otra persona :)