El (dificilísimo) proceso de buscar trabajo
Y las lecciones que aprendí de uno de los años más desafiantes de mi carrera.
La Travesia de hoy la escribe nuestra querida Mila, del equipo de Laboratoria+.
Nuestro camino profesional definitivamente no es un camino en línea recta y a muchas de nosotras nos toca experimentar el gran desafío de quedarnos sin trabajo y pasar por la gigantesca aventura (por ponerlo de alguna manera) que significa emprender la búsqueda laboral.
He reflexionado mucho sobre el año en que me tocó quedarme sin trabajo y luego buscar activamente recolocarme. Hoy puedo decir con certeza que fue uno de los años más difíciles de mi carrera profesional. Sé que la vida es así, es inevitable. Hay años duros, a veces tan duros que te exprimen y te dejan sin energía. Hoy, cuando recuerdo esa etapa me gusta pensar que todo en la vida te está preparando para algo que aún no ha sucedido y que las cosas suelen ser muy difíciles antes de ponerse mejor.
Cuando pienso en el día en que me despidieron, me doy cuenta que no lo recuerdo con tanta claridad. Es un recuerdo peculiar: las imágenes son nítidas pero el sonido es raro y todo pasa como en cámara rápida. Mi cerebro, sin duda, hizo ‘su magia’ para suavizar el momento difícil, impidiendo que se quede fresco en mi memoria. Así y todo, aún está ahí. Nunca antes me habían despedido y, aunque fue una medida necesaria debido a la reestructuración en la startup donde trabajaba, me dolió y tuvo un impacto importante en mi autoestima y mi confianza.
Ahora, la realidad es que el despido no fue ni de lejos tan complejo como los meses que pasé buscando trabajo después. Podría firmar que recolocarte es uno de los desafíos profesionales más grandes que hay. En mi caso, sin duda buscar trabajo activamente ha sido de lo más retador que he hecho.
Existe muchísimo contenido sobre estrategias de recolocación. Contenido súper valioso que te puede ayudar a conseguir esa tan ansiada carta oferta. Yo no estoy escribiendo hoy para hablarles de eso. Mi objetivo es compartirles algunas lecciones que me dejó esta experiencia tan desafiante pero que a la vez resultó siendo enormemente enriquecedora. Entre otras cosas aprendí que la vida siempre nos enseña algo y cuando las cosas son más duras, esas lecciones suelen ser mucho más valiosas y profundas.
Primero, recupera rápidamente tu autoconfianza viendo las cosas desde otra perspectiva.
Mira a la confianza en tí misma como una acción que está bajo tu control. Como la disposición para intentar algo a pesar de lo desafiante que es. La autoconfianza será tu mejor aliada en el proceso de búsqueda laboral. Tomar acción, postular y moverte - por más difícil que a veces se sienta - es la mejor manera de poco a poco ir recuperando tu confianza.
No se si les ha pasado, pero ahora parece ser bastante común que te hagan hacer un caso de estudio para cada proceso de selección que pasas. Recuerdo mi primera vez: “no puedo hacer esto, no sé nada de este negocio, no entiendo nada, voy a quedar en ridículo”. Pero lo hice, lo expuse y nunca sabré cómo me fue porque no me volvieron a llamar. Lo importante es que lo hice, y lo volví a hacer una segunda, tercera, cuarta vez, hasta que todo encajó y ya no le tenía miedo a la experiencia. Ya no era tan complicado, y me sentía más confiada.
Segundo, usa a tu impostora a tu favor y no le tengas tanto miedo.
Es completamente normal sentir el síndrome del impostor cuando estamos buscando trabajo, pues estamos haciendo constantemente cosas nuevas, saliendo de nuestra zona de confort. Y cuando se trata de búsqueda laboral, hoy estoy convencida que sentirse como impostora es algo positivo. Lo veo así porque significa que estás intentando cosas nuevas, estás saliendo de tu zona segura, estás desafiandote y superando tus límites. Esto es señal de que estás en el camino correcto.
Nos guste o no, buscar trabajo implica empujarte hasta tus límites. Recuerdo pensar: ¿se darán cuenta de que no tengo todas las habilidades necesarias para este puesto?, ¿qué hago en esta entrevista?, ¿realmente soy lo suficientemente buena?. Ahora entiendo que tener esas dudas era parte completamente normal del proceso. Si te pasa lo mismo, felicítate, estás haciendo las cosas bien. Estás ahí afuera, intentándolo.
Tercero, recuerda tu valor: eres más que tu (falta de) trabajo.
A menudo el trabajo se vuelve nuestra identidad, definiendo quiénes somos y cuánto valemos. Cuando lo perdemos, no solo perdemos un empleo, sino también una parte de nosotras mismas. Caemos muy profundo y recuperarnos de esa caída puede ser muy difícil.
Un día, después de 5 meses de estar sin trabajo, estaba conversando con una gran amiga y le dije desesperada: 'es que ya no me acuerdo quién soy'. Sabiamente, ella me respondió: '¿acaso ahorita no eres nadie? ¿no existes? ¿no le importas a nadie?'. Y es que se me hacía difícil reconocer mi propio valor. Esa conversación me ayudó a reflexionar sobre mi misma, sobre mis experiencias de vida y lo mucho que me habían fortalecido. Empecé a cambiar mi perspectiva y a recordarme que yo seguía siendo yo, y era una yo a quién quería. Con ello, mi manera de vivir el proceso cambió y empecé a ser más compasiva conmigo misma.
Cuarto, hay muchas más personas dispuestas a ayudarte de lo que te imaginas.
Creo que de los recuerdos más lindos que tengo de mi proceso de recolocación es darme con la gratísima sorpresa que muchas personas estaban dispuestas a darme su tiempo. Recuerdo el pánico que sentía cuando pedía un café o una llamada a la amiga de una amiga, o al conocido de un antigüo jefe. ¡Qué situación más incómoda! Sin embargo, me llena el corazón contarles que nadie me dijo que no. Y lo que más llamó mi atención fue darme cuenta que todos habían pasado momentos similares al que yo estaba viviendo, o habían tenido a alguien cercano en una situación similar. Hoy, yo siempre digo que sí a un café o una llamada. El concepto de ‘pay it forward’ se ha vuelto un valor fundamental en mi vida después de esta experiencia.
Y quinto, no tienes que hacerlo todo sola.
Esto puede resultar obvio pero a veces nos sumergimos tanto en nuestra propia mente que no compartimos lo que estamos sintiendo, lo que nos está sucediendo, lo dura que ha sido la última semana. A veces no queremos ser repetitivas, otras simplemente no queremos ‘molestar’ más con el mismo tema. La realidad es que nadie más lo ve así, y no hay que subestimar a las personas que quieren lo mejor para nosotras. Tu círculo de confianza es un gran aliado, y no tienes que pasar por esto sola.
Es importante que puedas compartir y liberar tus miedos más profundos, y necesitas de la perspectiva de otras personas. Si guardamos todo dentro, las cosas suelen parecer más difíciles de lo que realmente son. Yo identifiqué mi círculo de confianza muy rápido y me acompañó todo el proceso. Hoy les agradezco siempre haber estado conmigo ahí y haberme dado aire cuando sentía que se me estaba acabando.
Para terminar, me encantaría decirle a todas las que están hoy pasando por la aventura de buscar trabajo que vivir esta experiencia es enormemente difícil y ojalá nunca nos tocara hacerlo, pero la realidad es que forma parte importante del camino profesional de la gran mayoría de personas. Nos hace resilientes y con el tiempo, se convierte en parte fundamental de quienes somos y cómo vemos las cosas.
Espero haberles dado un poco de aire hoy.
Un abrazo,
Mila
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