Explicando la brecha salarial de género
Y la importancia de entender por qué las mujeres ganamos menos
Mi mamá es profesora universitaria. Siempre trabajó y persiguió su carrera con mucha pasión y entusiasmo, pero nunca fue el principal sostén económico de nuestra familia. Su trabajo como docente le dio flexibilidad, permitiéndole también llevar la organización de un hogar con tres hijas. Mi papá, en cambio, tenía un trabajo que tomaba todas las horas del día, sin poder hacerse responsable de nada vinculado a la casa o nuestro cuidado.
Esta es una historia familiar típica de su generación, que si la multiplicamos por millones de familias, contiene la explicación a la llamada brecha salarial de género. Hoy quiero compartir en más detalle este concepto pues es fundamental entenderlo si queremos hacerle frente.
Hace unas semanas, Claudia Goldin, profesora de Harvard que ha dedicado su carrera a investigar la realidad de las mujeres en el mundo laboral, ganó el Premio Nobel de Economía. Su trabajo ha tenido una contribución inmensa en responder la siguiente pregunta: ¿qué explica que las mujeres ganemos menos que los hombres? En Estados Unidos, donde se basa su investigación, las mujeres que participan del mercado laboral hoy ganan 0.82 centavos por cada dólar que ganan los hombres.
En América Latina, según un reciente estudio del BID, en 14 de 18 países de la región analizados las mujeres ganan menos por hora que los hombres, incluso a pesar de tener mayores niveles de educación en muchos casos. En países como Perú o México la brecha es grande - 30% y 20% menos respectivamente. En otros, como Chile o Colombia, es menos marcada (13% y 6% respectivamente).
Las razones para explicar la brecha de género son diversas, y me ayudó mucho conocer mejor los hallazgos de Goldin para entenderlas en más detalle.
Discriminación laboral
Muchas veces se asume que a las mujeres se nos paga menos que a los hombres por hacer el mismo trabajo. Es decir, que hay discriminación laboral. La realidad es que si bien esto sucede en cierta medida en algunos contextos, según la investigación de Goldin está lejos de ser la principal razón tras la brecha salarial, al menos en Estados Unidos. No es que no sea un problema importante, pero tiene menor influencia en la diferencia en ingresos de la que creemos. Por otro lado en América Latina, que tiene otro contexto socio-económico, el estudio del BID explica que si es posible que la brecha se deba en mayor medida a sesgos de género que incluyen la discriminación.
Elecciones de carrera
Otra variable importante, pero para mi sorpresa menos de lo que pensaba, son las decisiones de carrera influenciadas por sesgos de género. Como en el caso de mi mamá, Goldin explica que hace unas décadas, hasta el 60% de las mujeres con educación superior estaban concentradas en unas pocas ocupaciones estereotípicamente femeninas: profesoras, enfermeras, asistentes. Estas pagaban significativamente menos que otras estereotípicamente masculinas en su época: la medicina, las leyes, las ciencias.
Si bien este fenómeno sigue explicando parte de la brecha porque aún tenemos sectores de alta paga con poca representación femenina, como el de tecnología, en muchos otros, cada vez vemos a más mujeres representadas. Las abogadas, las doctoras, las CFOs son un ejemplo de ello. Con su representación han transformado estas industrias que tienen remuneraciones altas y las han hecho mucho más atractivas para las mujeres (gracias por eso 💜).
La carga del cuidado y el costo de la flexibilidad
Para Goldin, el factor que mayor impacto tiene en la brecha salarial está vinculado a las horas y el tipo de hora que trabajamos. Dadas nuestras responsabilidades de cuidado en cierta etapa de la vida, las mujeres nos vemos en la necesidad de elegir trabajos donde es posible trabajar menos horas o horas más flexibles, y estos pagan menos. En el mundo laboral actual, la penalidad por la flexibilidad es significativa.
Claire Cain Miller, periodista del NYTimes que escribe sobre temas de género, acuñó el término “greedy work”, o trabajo “avaro”, para explicar la investigación de Goldin. Hay trabajos donde tienes que estar dispuesto a darlo todo - las noches, los fines de semana y feriados, los viajes transatlánticos que sean necesarios. Estos trabajos muchas veces son los de alta responsabilidad que mejor pagan, y a los que las mujeres con responsabilidades de cuidado usualmente no nos podemos comprometer.
Goldin habla de cómo la equidad en el hogar (o falta de la misma) se revela luego en el mercado laboral, y no podría estar más de acuerdo. Es iluso pensar que en nuestras familias siempre podremos repartirnos todo en 50 / 50, sin embargo, a más aspiremos a tener responsabilidades de cuidado compartidas, más posible será para las mujeres no tener que sacrificar ingresos por flexibilidad.
De otro lado está la responsabilidad que tenemos los empleadores. ¿Por qué seguimos exigiendo una forma de trabajar incompatible con las responsabilidades de cuidado? ¿Es posible crear culturas de trabajo donde podamos ser altamente productivos, agregar valor, y la mayoría del tiempo poder estar en casa a las 6pm para cenar con nuestros hijos? Yo elijo creer que si, y es la responsabilidad de quienes lideramos crearlas.
Espero que disfruten de conocer mejor la investigación de Goldin tanto como yo. Su nobel es un orgullo y un gran logro para el avance de la equidad de género porque demuestra que estos temas importan. Les dejo una entrevista que me encantó.
Un abrazo,
Mariana