Estereotipos de género: qué son y cómo combatirlos
Entenderlos para poder reconocerlos en nosotros mismos es el primer paso
Esta semana me pasaron dos cosas que me hicieron pensar que a pesar de que estamos en el 2023 y hemos hecho un inmenso progreso para entender el impacto de los estereotipos de género en nuestra sociedad y hacerles frente, aún nos queda un enorme camino por recorrer.
Antes de empezar, comparto un par de definiciones importantes.
Primero, las normas de género. Son los comportamientos, maneras de ser y de presentarnos que la sociedad espera de nosotras según nuestro sexo. Por ejemplo, la convicción de que las mujeres debemos ser madres para estar completas, o los hombres los proveedores económicos del hogar para ser valiosos.
Segundo, los estereotipos de género. Son creencias ampliamente aceptadas o generalizadas respecto a las personas según su sexo. Por ejemplo, que las mujeres somos malas manejando, o los hombres no son buenos cuidando bebés.
Los estereotipos refuerzan las normas de género. Ambos influyen de manera consciente e inconsciente en nuestros comportamientos y decisiones, empujándonos a caminos que se adhieran a las expectativas de la sociedad. Nos impactan a hombres y mujeres. En mayor o menor medida, todos y todas los tenemos pues hemos crecido en este mundo. Son parte de la raíz de muchas inequidades de impacto profundo, como que las mujeres hagamos el 90% del trabajo doméstico o estemos menos representadas en carreras mejor remuneradas. Por eso es tan importante combatirlos.
The Female Quotient, una organización que trabaja para avanzar la equidad de género, tiene unas ilustraciones buenísimas que nos ayudan a reflexionar sobre todas las normas y estereotipos que cargamos.
Ahora si, primer episodio:
Hace unos días participé de un evento donde habló la Directora de Recursos Humanos de una de las principales aerolíneas de América Latina. Contó que menos del 5% de los pilotos a nivel global son mujeres, y que en su aerolínea se han puesto la misión titánica - aunque suene a poco - de llegar a 10% de pilotos mujeres para el 2030. ¿Por qué creen que hay tan pocas mujeres piloto? Nos preguntó.
Las invitó aquí a pensarlo por un momento.
Yo, como creería que muchísimas personas más, asumí que debía ser porque es una profesión difícil de conciliar con la maternidad debido a todos los viajes que implica. Pero ahí nos contó que el 70% de las tripulantes de cabina, que viajan lo mismo que un piloto, son mujeres. Es evidente entonces que el argumento de los viajes y la maternidad no se sostiene. ¿Cómo no pensé en esto? Es que a pesar de ser ávida retadora de estereotipos, yo también cargo con en ellos.
Hasta hace solo unas décadas las mujeres generalmente no trabajábamos fuera de casa, y menos participamos del nacimiento de la industria de la aviación. Hoy, sin embargo, la principal razón por la que no elegimos ser pilotos en la misma medida que los hombres son los estereotipos de género. ¿Seremos igual de buenas que los hombres para pilotear? ¿Igual de calmas ante un vuelo riesgoso? ¿Capaces de instaurar la misma seguridad en nuestros pasajeros? ¿Fuertes para llevar el ritmo? Por supuesto que si, pero no es siempre eso lo que la sociedad nos dice.
Continuando con las decisiones de carrera, les cuento del segundo episodio.
Ayer me invitaron a un conversatorio con estudiantes de 4to de secundaria como parte de una semana de orientación vocacional. Preguntándoles qué querían estudiar, uno de ellos - Harry - me dijo que tenía claro que Ingeniería Mecatrónica. Aproveché la oportunidad para preguntar quienes más querían estudiar esta carrera, y todas las manos que se levantaron fueron de chicos. Le pregunté a Harry por qué pensaba que no habían compañeras interesadas en este rubro. Creo que porque es una carrera muy difícil, fue su respuesta.
Sin malas intenciones, a sus 16 años Harry asume que las mujeres no estamos preparadas para esta carrera altamente demandante. ¿Tal vez esta percepción se construye sobre otros estereotipos, como que no nos gustan las matemáticas? ¿O tal vez es porque a sus hermanas, como a casi todas las niñas, nunca les compraron cosas para armar, desarmar, y así divertirse con la mecánica y contemplarla como una posible carrera?
La realidad es que el progreso hacia la equidad de género es un fenómeno reciente en nuestra historia como humanidad, y hoy que en teoría hombres y mujeres ya tenemos la libertad de perseguir las mismas oportunidades, nos queda la titánica tarea de deconstruir estereotipos profundos en todos los aspectos de nuestras vidas.
¿Cómo empezar este camino? Comparto por aquí algunas ideas.
Educarnos sobre los estereotipos, su impacto en la sociedad y su prevalencia en nuestra propia vida. Tenemos que entenderlos para poder reconocerlos en nosotros mismos. Esta toma de consciencia es el primer paso.
Notémoslos y reflexionemos sobre ellos cuando los veamos. Nuestros hogares, nuestras escuelas, nuestros trabajos son todos espacios cargados de estereotipos de género y más. Podemos tener un enorme impacto simplemente formando el hábito de identificarlos y abriendo una discusión sincera y propositiva para hacerles frente.
Demos el ejemplo en nuestras propias decisiones. ¿Qué pasaría si empezamos a ser más conscientes de la influencia de los estereotipos en nuestras decisiones y les hacemos frente? Desde en decisiones trascendentales como nuestras carreras profesionales y las industrias donde trabajamos, hasta en las pequeñas como en los juegos que fomentamos en nuestros hijos e hijas. Con cada acción podemos ser parte del cambio.
No será fácil pero sin duda es posible - ya hemos avanzando mucho. Derribar estereotipos, y no sólo los de género, es parte central de construir un mundo más justo para todas las personas.
Un abrazo,
Mariana