Mi primer rol de liderazgo “oficial” - y lo pongo entre comillas porque creo que aunque no lo reconocía, era líder desde antes - fue en Laboratoria. En mis trabajos anteriores nunca había tenido un equipo a mi cargo. Siempre fui proactiva y estuve motivada a contribuir, pero era jóven, insegura de mis capacidades y hasta entonces nadie me había llamado líder. Tampoco me había dado el tiempo y la oportunidad de reflexionar demasiado sobre el tema.
Cuando nació la idea de crear una organización propia para formar a mujeres para trabajar en el sector de tecnología, no le di mucha importancia a lo que esto implicaría a nivel de mis habilidades, ni me detuve a pensar si las tenía. Perseguí la emoción gigante que me causaba la idea de Laboratoria y me lancé a construir junto a mis socios, sin un plan que me preparase para lo que vendría.
Pronto, casi sin darnos cuenta, comenzamos a crecer. Yo quedé en el rol de líder de la organización porque había impulsado el piloto, pero fue algo que pasó por default. Nadie me eligió, nadie me hizo ver que tenía las habilidades para despegar esta idea y hacerla crecer. Conforme mi equipo directo y responsabilidades fueron creciendo, me encontré frente al tipo de decisiones que corresponden a alguien que lidera un equipo o proyecto. ¿Cómo le digo a personas que estuvieron desde un inicio que ya no hace sentido que participen de las reuniones del equipo de liderazgo sin que se sientan menos consideradas? ¿Cómo supero la vergüenza e incomodidad de dar feedback asertivo a quien se esforzó enormemente, pero a pesar de eso su trabajo aún no está donde debería? ¿Cómo me siento cómoda decidiendo en un equipo que tiene gente con mucha más experiencia que yo?
Las decisiones de estrategia me fueron un poco más naturales - cómo posicionarnos, en qué mercado abrir, qué productos priorizar. Las de personas, en cambio, me costaron muchísimo. En gran medida, hoy veo que fue porque no me veía a mí misma como líder. Si bien tenía el título, no tenía aún la autopercepción y autoconfianza para tomar decisiones que, dada mi tendencia a querer ser “querida” por los demás, se me hacían enormemente difíciles.
Un día, en nuestro primer ciclo formal de evaluación de desempeño, una de mis socias me dijo lo siguiente. “Mari, nadie se va a molestar contigo si tomas esta decisión o esta otra. De hecho, esperamos que lo hagas. Tú eres nuestra líder y te queremos ahí. Necesitas empezar a actuar como tal”. Después de pasar algunos días reflexionando sobre esta conversación entendí que o empezaba a trabajar en mi propio reconocimiento como líder, o pronto perdería la oportunidad de serlo. Empecé un proceso de coaching que me ayudó a conocerme mejor, a trabajar en alinear mi autopercepción con la de los demás, y aprender a sentirme cómoda con lo que implica liderar.
Como bien lo refleja esta anécdota, el feedback de personas cercanas y sinceras que quieren lo mejor para mí ha sido un genuino regalo en mi camino de crecer profesionalmente. A veces necesitamos escuchar nuestras verdades de alguien más para reconocerlas. Crecer implica avanzar nuestro autoconocimiento y ser cada vez más conscientes de nuestras capacidades, pero el feedback de otros será siempre una perspectiva invalorable. Aprovéchenla.
¡Gracias por su tiempo leyéndonos! Que pasen un lindo fin de semana,
Mariana
Querida Mariana,
Quiero expresar mi más profunda gratitud por compartir tu maravilloso contenido, que ha inspirado a tantas personas a creer en sí mismas y a seguir adelante. Tus palabras y enseñanzas nos han guiado en momentos de duda, recordándonos que enfrentarnos a los retos es la única forma de descubrir nuestras verdaderas capacidades.
Desde el inicio de nuestras vidas, cada uno de nosotros ha sido destinado a alcanzar grandes cosas. Dios nos ha dotado de habilidades y talentos únicos; solo necesitamos la valentía para descubrirlos y el compromiso para cultivarlos. Tu mensaje resuena fuertemente, recordándonos que debemos creer en nosotras mismas, ya que Dios capacita a aquellos que Él ha llamado a utilizar sus dones.
Gracias por ser una luz en nuestro camino y por motivarnos a ser la mejor versión de nosotras mismas. ¡Sigue inspirando con tu increíble trabajo!
Con mucho cariño,
Nellyjes
Me siento tan identificada, estoy amando mi proceso para convertirme en la líder que quiero ser.