La Travesía de hoy la escribe la gran Marisol Alarcón, socia de Laboratoria y Kaudal
En el último año he tomado consciencia de una realidad a la que hoy quiero hacerle frente: a pesar de nuestros logros objetivos y trayectorias ricas, muchas mujeres seguimos sintiendo que no somos suficiente.
En las mentorías que tengo cada semana en Laboratoria+, me encuentro con mujeres con bastantes años de experiencia laboral, con una sólida trayectoria, atravesando un momento en su carrera de dudas, estancamiento o ganas de cambio. Cuando me comparten sus desafíos, me doy cuenta que a pesar de su experiencia, su narrativa suele venir acompañada de frases como “no tengo un CV que sea lo suficientemente interesante para…”, o “no sé a quién le podría interesar mi experiencia”.
En mi espacio con ellas busco ayudarlas a reconocer lo que han conseguido hasta ahora y redescubrir el valor en su trayectoria. Pero lo más interesante ha sido que en este proceso, me he visto frecuentemente reflejada en ellas. Me doy cuenta que yo también, a pesar de tener logros que me llenan de orgullo, muchas veces dudo de mi capacidad más de lo que quisiera. Como intento siempre conectar desde la vulnerabilidad en estas conversaciones, suelo confesar esto a mis mentees. Normalmente su reacción es de sorpresa - desde afuera, ellas sin duda me ven como a una mujer segura y hasta exitosa.
Haciendo frente al cambio
En estos últimos años de carrera he pasado por cambios laborales importantes que me han sacado, a la fuerza y a veces sin protección, de mi zona de confort. De emprender por primera vez para traer Laboratoria a Chile, a asumir un rol regional nuevo en una organización que crecía rápidamente, a emprender nuevamente para comenzar un spin-off con Kaudal, a tomar la decisión de aceptar un rol en el gobierno para servir a mi país, a hoy, donde finalmente estoy en el proceso de redescubrirme profesionalmente.
En la mayoría de estos roles me sentí retada y a la vez, orgullosa de mi aporte. Pero fue esa última transición hacia el gobierno que me hizo cuestionar profundamente mis capacidades. Pasé de vivir una cultura basada en la confianza, de aprendizaje continuo, a una cultura rígida, poco transparente y dura en el trato. También transicioné de liderazgos empáticos y cercanos a liderazgos jerárquicos y lejanos. Tuve que enfrentarme a una forma de trabajo muy distinta, pasando de un formato ágil, exigente pero empático, a uno burocrático y autoritario. Mientras escribo esto, me parece menos extraño que mi confianza a veces no esté donde quisiera, pues experimenté una montaña rusa de contextos laborales que han exigido cosas distintas de mi en cada espacio.
Así como lo hago con mis mentees, en esta etapa intento decirme a mí misma que es natural dudar de una cuando se ha pasado por espacios que han requerido de competencias tan distintas, más aún si nos tocó vivir experiencias duras en las que una se siente sobreviviendo a la dificultad de las situaciones.
Me digo también que si bien mis logros pasados no aseguran los futuros, sí son una muestra de que puedo hacer las cosas bien y de que tengo experiencia suficiente para poder lograrlo en contextos distintos. Finalmente, me recuerdo a mi misma que las relaciones que he construido en el camino son de las cosas que más valen la pena y me he esforzado porque sean amables, de admiración, respeto mutuo y de cariño.
Reconociendo nuestro valor
En esta misma línea de mensajes a reforzar con nosotras mismas, hoy quiero compartir algunos de los consejos que aplico conmigo y mis mentees. Creo que en algún momento u otro de la vida, a todas nos ayudan a vernos con más claridad.
Háblate como si le hablaras a tu mejor amiga
Piensa en la última vez que le diste un consejo profesional a una amiga querida. Cada vez que mis amigas cercanas me comparten sus dudas, dolores o inseguridades, mi respuesta suele estar llena de “¡pero sí tú puedes!”, “tienes la experiencia que se necesita, ¡dale con todo!”, “amiga, eres mucho más que todos esos temores, te mereces esa oportunidad”. Por otro lado, cuando nos hablamos a nosotras mismas, solemos decirnos comentarios mucho más duros y hasta opuestos. ¿Qué tal si nos tratamos con más amabilidad y amor, como cuando le hablamos a nuestras amigas queridas?
Visualiza tu experiencia
En momentos difíciles, donde dudamos de nuestra capacidad, es muy fácil verlo todo negro. Pensamos que el desafío nuevo, el cambio de rol o la nueva tarea nos quedará grande porque no estamos a la altura. Sentimos que el resto ve cosas en nosotras que en el fondo, no están ahí. El conocido síndrome del impostor se apodera de nuestra mente. Cuando esto nos pasa, me ha servido no sólo recordar los momentos de logro previos, sino visualizarlos. Vuelvan a esos espacios de orgullo y recuerden cómo actuaron, cómo se relacionaban con su equipo, qué habilidades pusieron en práctica y qué cosas lograron, quién reconoció esos logros y cómo se sintieron al respecto. Visualizarlos con ese detalle ayuda a reconocer nuestras capacidades y de a poco reforzar que el síndrome del impostor es sólo eso: un síndrome que está en nuestra mente y que no es la realidad objetiva.
Hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo
Esta frase estaba en letras grandes y coloridas en la pared principal de la oficina de Laboratoria en Chile. Se ha convertido en una especie de mantra en momentos duros. ¿Qué tal si simplemente nos lanzamos al desafío? ¿Qué es lo peor que puede suceder? Que no nos vaya tan bien y que haya oportunidad de mejora para la siguiente. ¿Qué es lo mejor que nos puede suceder? Que nos vaya muy bien y que esos temores sean infundados, porque efectivamente pudimos hacer las cosas. No es fácil dar el salto cuando falta la confianza, pero si no lo hacemos, no sabremos nunca de lo que somos capaces y de hecho es así cómo construimos nuestra seguridad. Así que la próxima vez que tengas la oportunidad, simplemente hazlo, y si te da miedo, hazlo con miedo.
Conversado, todo es más fácil
Estoy convencida que hablar con amigas, familiares o colegas en momentos de dificultades puede ser tan sanador como la terapia. Cuando hablamos en un espacio de confianza, desahogamos nuestros mayores temores. Hacerlo con alguien que nos escucha, que nos pone atención, que valida nuestros dolores, nos sana. Recibir feedback cariñoso de personas así ayuda, expande nuestra mirada y nos permite salir (aunque sea por un rato) de esos espacios oscuros al que a veces nos lleva la mente. Si no lo tienes, te recomiendo abrirte de a poco con personas que quieras y con quienes estarías dispuesta a abrirte más. Esta apertura va generando intimidad y de a poco, esa relación se fortalece y se vuelve cada vez más importante en tu vida cotidiana. Estas relaciones se convierten en regalos que uno atesora y que acude a ellas cada vez que lo necesita. De igual forma, una se convierte en ese apoyo para otras personas y la reciprocidad hace de este espacio uno aún más valioso.
Todas, pero en serio, todas (hasta la más seca de secas que no parece), pasamos por momentos de inseguridades y miedos. No importa qué tan exitosa se vea alguien desde afuera, créame que ha pasado o está pasando por momentos en los que no cree lo suficiente en sí misma. Distintas situaciones nos pueden llevar a esto y es parte de la vida sentirnos así. Hay que recordar que son simplemente momentos circunstanciales y que no definen nuestra identidad. Todas tenemos experiencias que valen, habilidades que hemos desarrollado, proyectos en los que nos ha ido bien (y por supuesto áreas de mejora) y no debemos olvidarlos en momentos difíciles. Todas podemos, y juntas podemos más :)
Un abrazo,
Marisol
Uno de los features más populares de Laboratoria+ son las mentorías de carrera personalizadas. Una hora con mujeres como Marisol, que acompañan con un consejo cercano y guían desde su experiencia, es, como bien dicen nuestras members, un regalo. Hoy tenemos una red poderosa de mujeres ejecutivas, empresarias y coaches dando su tiempo y consejo para acompañar a las mujeres que son parte de Laboratoria+ en su crecimiento de carrera. Te invitamos a descubrirlas.
Me encantó, amiga. Describiste esos momentos de duda demasiado bien y no puedo pensar en tips más valiosas para navegar esa dificultad. Gracias por haber sido parte fundamental en mi camino de creérmela! Juntas, siempre!
Hermoso Mari <3. Gracias por ser siempre tan abierta y sincera. Te admiro un montón!