Mejores comunicadoras, mejores líderes
La importancia de evitar las trampas comunes en nuestra comunicación para construir relaciones sólidas en el trabajo y más allá
Les pongo un caso común, que me atrevería a decir que en algún momento, todas las parejas hemos vivido en mayor o menor medida. Tenemos una pareja, cada parte con sus necesidades particulares. Tienen hijos y la vida cambia. Digamos que una de las partes no logra comunicarle a su pareja lo que necesita para sentirse reconocida y acompañada. No se siente escuchada ni validada, cosa que la hace cerrarse más e ir guardando su resentimiento. Con todas las heridas sin curar acumuladas en un rincón del corazón, empieza a comunicarse de manera pasivo-agresiva: aquella forma de hablar donde usamos todos los dardos a nuestra disposición para herir al otro de manera sutil, como si no fuese a darse cuenta. Eventualmente, la falta de comunicación sincera genera una distancia profunda e irreversible entre ambos.
Comparto esta historia personal porque ilustra lo que a tantas personas nos ha pasado en relaciones de toda índole - familiares, de amistad, pero también profesionales - al no tener las herramientas para comunicarnos mejor. Pensamos en comunicación en el ámbito profesional y lo primero que viene a la mente es el marketing, la campaña, el copy de redes sociales. La realidad es que nuestra capacidad de usar las palabras (y también el lenguaje corporal) para estrechar relaciones de confianza, ser auténticas en el mundo y resolver los inevitables conflictos de la vida, es trascendetal en nuestro crecimiento en todos los sentidos.
De hecho en mi vida profesional, muchos de los principales errores y conflictos en los que he caído y he visto en otros se deben a nuestra incapacidad de comunicarnos bien: con sinceridad y en línea con el contexto. Sin tomar consciencia de ello, caemos en patrones de comunicación que dificultan la construcción de relaciones de confianza y nos alejan de ejercer un liderazgo positivo y genuino.
Como para corregir nuestros errores hay que primero tener claro cuáles son, les comparto aquí algunos de los desafíos de comunicación más comunes que veo a ver con cuáles se identifican.
Quien Evita: Hay quienes fallamos en comunicar lo que pensamos por miedo de “herir” a alguien más. No damos el feedback, la persona no sabe qué de su trabajo debe mejorar, empezamos a desvalidarla y sin quererlo, enviamos esa relación al camino de los últimos días. Quienes estemos aquí tenemos que entender que no podremos ser buenas líderes de equipo si no corregimos esto. Desarrollar personas implica poder decirles lo que pensamos de su actitud y su trabajo. Nadie tiene poderes mágicos para leer nuestra mente y todo el mundo merece una oportunidad de mejora con data clara.
Quien Resiente: Hay quienes fallamos en comunicar lo que necesitamos y somos malas poniendo límites. Empezamos a acumular resentimiento, que eventualmente empieza a rebalsar nuestro vaso y por algún lugar comienza a salir a la luz - normalmente de manera no muy sana. Quienes estemos aquí tenemos que abordar esto si queremos desarrollar relaciones sinceras y disfrutar de nuestro trabajo. No creo que sea posible ser felices en nuestro entorno laboral si resentimos a nuestros jefes, colegas o equipos. Para evitar resentirlos, hay que poder comunicar lo que necesitamos y construir relaciones donde eso pueda ser respetado.
Quien No Tiene Filtro: Hay quienes pecamos de comunicar demasiado, sin tomar consciencia de cómo información fuera de contexto o que no considera las circunstancias del otro puede afectar a los demás. A veces nos olvidamos que no todo el mundo tiene el mismo contexto que nosotras. Podemos angustiar a nuestros equipos comunicando de más, o generar un sentimiento incómodo al comunicarnos de manera inapropiada al contexto. Aquí es importante aprender a comunicarnos desde la empatía, siendo sinceras, pero adaptando lo que decimos (y cómo lo decimos) a la realidad de los demás. Conforme empezamos a crecer en liderazgo y nuestras palabras tienen más peso, esto es clave.
Quien No Escucha: Hay quienes no somos buenas escuchando, haciendo muy difícil que podamos conectar genuinamente y generar confianza con alguien más. Bien sea porque estamos más enfocadas en ganar el argumento o porque simplemente estamos distraidas en el celular, si alguien siente que no lo escuchamos, sentirá que no le importamos. Será difícil que confíe en nosotras y menos probable que se abra a compartir de manera sincera. En estos tiempos de hiperconexión, escuchar es tal vez el desafío más grande que tenemos los y las líderes por delante.
Quien No Deja Hablar: Hay quienes corremos para estar un paso más allá, terminamos las ideas de los otros y no dejamos espacio para los demás. Interrumpimos la conversación continuamente para “complementar” con nuestras ideas y sin quererlo, cambiamos la dirección o intención de lo que la otra persona quería comunicar. Quienes somos extrovertidas y de ideas fuertes tenemos que tener particular cuidado con esta (es en la que personalmente caigo más seguido).
Quien Se Desespera: Hay quienes pecamos en la forma de nuestra comunicación - perdemos la paciencia, nos frustramos, y terminamos hiriendo a alguien más para probar nuestro punto. Cuando caemos aquí, el fondo de la conversación pasa a segundo plano y ya casi no importa. El problema es ahora que herimos a alguien más. En lugar de probar nuestro punto, terminamos generando una cultura de miedo, perdiendo credibilidad e instalando una nueva distancia en la relación.
¿Se les ocurren más? Sin duda los hay, y creería que hasta los mejores líderes han caído en alguno de estos patrones más de una vez. Aprender a comunicarnos bien es inmensamente difícil - de hecho no sé cómo no se nos enseña más en la escuela, la universidad, el trabajo y los espacios de formación continua (y por eso hemos decidido darle tanto énfasis a esto en Laboratoria+). La comunicación es nuestra herramienta más poderosa para llevar nuestras relaciones personales y profesionales a un lugar mejor. Es la manera de hacer a los demás sentirse valiosos y vistos. Es el camino para abrir nuevos horizontes de conexión. Realmente vale la pena la esfuerzo.
Para ganar nuevas herramientas que nos conviertan en mejores comunicadoras las esperamos por nuestro curso Mejorando Nuestras Conversaciones con la crack de Cheska.
Un abrazo,
Mariana