Los "no" que cambiaron mi vida
Y el camino de aprender a navegar la incertidumbre con confianza
La Travesía de hoy la escribe nuestra querida Cheska Patow, host de varios círculos de aprendizaje en Laboratoria+
He sido una persona curiosa sobre el autoconocimiento y la introspección desde muy chica. En mi historia conviven tanto la vía "tradicional", como la de la psicología (he tenido más psicólogos y psicólogas de los que puedo recordar 🙈), como la vía "no tradicional", de lecturas de carta astral, carta maya y otras exploraciones. A través de estos caminos diversos, he aprendido a observarme con profundidad y, sobre todo, a conectar y reconocer los "no" que han marcado mi historia. Algunos me los dieron, otros los di yo. Todos me enseñaron algo.
Al pensar en escribir sobre esto, vino a mi mente el discurso que dio Steve Jobs en Stanford cuando habla de "conectar los puntos". En el momento presente, a veces es imposible entender por qué algo no salió como queríamos. Pero con el tiempo, cuando miramos hacia atrás, todo empieza a tener sentido.
Como dice Irene Vallejo:
"En la certeza nos estancamos, en la incertidumbre nos potenciamos."
Si lo pensamos bien, cuando todo está claro y bajo control, rara vez crecemos. Es en los momentos de duda, de reconfiguración, de soltar lo que creíamos seguro, donde realmente nos reinventamos y nos descubrimos más capaces de lo que imaginábamos.
Los "no" que me formaron
Cuando estaba en el colegio, no pude elegir el programa de Bachillerato Internacional (IB) por razones económicas. En su momento, sentí que me estaban quitando una gran oportunidad. Pero ese "no" me llevó a priorizar otras cosas y a acercarme a nuevas amigas. Fue gracias a una de ellas que conseguí mi primer trabajo como tutora de niñas más pequeñas. Esa primera oportunidad laboral me dio cierta independencia económica y, sin darme cuenta, sembró en mí el amor por acompañar a otras personas en su crecimiento. Lo que en un inicio parecía una puerta cerrada, terminó siendo una ventana que me permitió tener un trabajo a medio tiempo estable por seis años y descubrir un camino que nunca imaginé.
Más adelante, cuando terminé el colegio, decidí no entrar a la universidad inmediatamente. En ese momento fue una decisión difícil. Me sentía triste, asustada, confundida. No tenía claro qué rumbo tomar ni si tendría la plata para pagar la Universidad. Pero ese año sabático me llevó a explorar nuevas experiencias y a ofrecerme como voluntaria en TECHO (en ese entonces Un Techo Para Mi País). Participé de la épica construcción en Pisco, Perú, luego del terremoto en agosto de 2007. TECHO no solo me permitió experimentar el liderazgo siendo muy jóven. Me permitió también conocer “la otra cara” de muchas ciudades en Latinoamérica, me dio mi primer trabajo formal y trajo a mi vida gente increíble. Luego me llevó a vivir fuera de mi país y, entre muchas otras cosas, me presentó a la persona que hoy es mi esposo. A veces, los "no" nos redirigen hacia caminos que no teníamos planeados, pero que terminan marcando nuestro destino de una manera que jamás habríamos imaginado.
Más adelante, cuando AIESEC (una organización juvenil de la que formaba parte en mis últimos años de la Universidad) no me eligió para ser presidenta del comité de la Universidad de Lima, lo sentí como un golpe fuerte. A mi ego le pegó que no le dieran un rol que se sentía ganado. Pero ese "no" me llevó a postular a mi primer rol contratado en TECHO, y de hecho me dio la confianza para lanzarme a postular sin pensar mucho debido a la tusa, en buen colombiano, en la que estaba en ese momento.
Y luego vino otro gran "no" que tuve que decirme a mí misma: le dije no a la carrera corporativa. Después de haber pasado por empresas como Backus y Belcorp, entendí que, aunque eran oportunidades increíbles, algo dentro de mí no encajaba. No podía ignorar la angustia y la tristeza que sentía al trabajar en un entorno donde no me veía a largo plazo. Atreverme a dejar ese camino me llevó a aventurarme en el tercer sector, que resultó siendo una de las experiencias más gratificantes de mi vida.
Luego vino uno de los "no" más duros. En 2020, cuando me acababa de mudar a Australia para empezar mi maestría, llegó la pandemia y cerraron las fronteras. Tuve que renunciar abruptamente a mi sueño de vivir allá por varios años y llevar la maestría que tanto había esperado de manera presencial. Regresar a Latinoamérica nunca había estado en mis planes. Enfrenté un duelo profundo al soltar esa idea de futuro que había construido con tanta ilusión. Pero otra vez, la vida está llena de sorpresas y ese giro inesperado me permitió conectar con una reinvención profesional que me alineó aún más con mi propósito. Volver a esta parte del mundo no fue el final de una historia, sino el inicio de una nueva etapa que nunca habría descubierto si no me hubiera atrevido a soltar.
Más recientemente, a finales de 2022, postulé a un rol en una organización que admiro muchísimo. Sentía que era "el trabajo perfecto", uno donde podía conectar profundamente con mi pasión por el liderazgo. Pero nuevamente, la respuesta fue un "no". En ese momento me costó procesarlo, pero mirando hacia atrás, hoy me sorprende cómo el liderazgo ha seguido apareciendo en mi vida de maneras tan distintas.
Y así como estos ejemplos, hay muchos otros "no" que me dieron y que yo misma elegí dar, tanto en lo personal como en lo profesional. Cada uno de ellos me ha enseñado que la vida no se trata de seguir un plan rígido, sino de aprender a fluir con los cambios y confiar en que, con el tiempo, podremos conectar los puntos.
La paradoja del equilibrio: soltar el control y abrazar la resiliencia
Si algo me han enseñado estos "no" en mi viaje es que la estabilidad es una ilusión. Somos seres cambiantes en un mundo cambiante. Pasé años intentando "tener la ruta crítica perfecta" (como buena ingeniera que soy), el camino más rápido y eficiente hacia el éxito. Hasta que entendí que el éxito no es una única receta, sino una construcción que va evolucionando con nosotras.
¿Por qué éxito no podía significar darme un año sabático antes de entrar a la universidad?
¿Por qué éxito no podía ser disfrutar los meses que viví en Australia, aunque no fueran los cinco años que había imaginado?
¿Por qué éxito no podía ser darme el permiso de sentir frustración, si esa frustración me estaba mostrando lo que realmente valoraba?
Soltar la idea de "tenerlo todo bajo control" no ha sido fácil. A mi mente ingenieril y procesal le encantaría tener un mapa claro. Pero he aprendido que hay caminos que solo se descubren mientras se caminan. Y que lo más valioso no es evitar la incertidumbre, sino desarrollar la fuerza interna para navegarla con confianza.
Entrena tu mente. Fortalece tu corazón. Activa tu fuerza.
Entrenar la mente, fortalecer el corazón, activar la fuerza. Cada una de estas ideas me ha acompañado en mi propia travesía de reinvención y resiliencia.
Si hoy estás enfrentando un "no", te invito a hacerte estas preguntas:
Entrena tu mente: ¿Cómo puedes ampliar tu mirada sobre lo que significa éxito en este momento de tu vida? ¿Qué nuevas posibilidades podrían abrirse si soltaras la necesidad de “certezas absolutas”?
Fortalece tu corazón: ¿Qué emociones necesitas validar en este momento? ¿Qué historia te estás contando sobre este "no" y cómo podrías re significarla?
Activa tu fuerza: ¿Qué pequeño paso puedes dar hoy para seguir adelante, incluso en la incertidumbre? ¿Cómo puedes confiar en que, aunque ahora no lo veas, en el futuro conectarás los puntos?
Es fácil celebrar los "no" cuando no duelen, cuando ya hemos encontrado otro camino. Pero hacer esta reflexión nos permite conectar con la confianza de que las puertas que se cierran o que elegimos cerrar son "por algo". Nos invita a fortalecer nuestra resiliencia y adaptarnos, encontrando nuevas formas de medir el éxito en cada etapa de nuestra vida.
Los "no" duelen. La incertidumbre asusta. Pero también son la semilla de nuevos caminos que ni siquiera imaginamos. Hoy, con la perspectiva del tiempo, celebro cada puerta que se cerró, porque me llevó exactamente a donde debía estar.
Un abrazo,
Cheska
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Gracias Cheska, tus palabras están llenas de reflexiones profundas y comunes para muchas de nosotras. Me quedé estancada unos segundos en la frase de Irene Vallejo, pero luego desdoblas tus ideas magistralmente. Mucho que aprender en Entrena tu mente, Fortalece tu corazón. Activa tu fuerza. Gracias!
Cheska, qué hermoso artículo. 💜 Me encanta cómo logras capturar esos momentos de incertidumbre que, sin darnos cuenta, terminan abriendo caminos que nunca imaginamos. Gracias por compartir tu historia con tanta honestidad y profundidad.