La importancia de nuestros errores
Y las lecciones que nos dejan para el crecimiento profesional
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¿Recuerdas la última vez que cometiste un error? ¿Cómo te sentiste? Los errores son parte integral de nuestras vidas y a menudo, somos demasiado duras con nosotras mismas cuando los cometemos. A pesar de que duela caer en ellos, estos nos enseñan lecciones valiosas y son parte central del camino de mejorar.
En el mundo laboral, los errores suelen ser vistos como algo tabú. Es irónico ya que todas las personas los cometemos de vez en cuando. Pueden ser tan simples como un correo electrónico enviado al destinatario incorrecto, un número equivocado en un informe financiero, un detalle olvidado en una presentación o un malentendido en una reunión. Estos errores pueden tener repercusiones significativas, pero también es importante normalizarlos ya que son parte de la vida laboral y el proceso de aprender y crecer.
Personalmente, durante mucho tiempo me resultó muy difícil lidiar con el cometer errores. Tras equivocarme en algo pasaba semanas preocupada pensando en ello. En medio de esta angustia no me daba el espacio para considerar qué podía mejorar o hacer de manera diferente para que la próxima vez no ocurra.
Hace unos años, un gran amigo que también fue mi líder durante un tiempo conversó conmigo sobre esto. Se detuvo, me contó los errores que había cometido mientras trabajaba y me preguntó: ¿qué harías tú si fueses mi líder? ¿Qué me dirías? Me ayudó pensar en cómo yo reaccionaría a los errores de alguien que aprecio - posiblemente mucho más gentilmente de lo que hasta entonces estaba siendo conmigo misma. Le dije que simplemente conversaríamos de cómo evitar que el mismo error suceda en el futuro, y que seguiríamos adelante.
Todo es bastante más sencillo cuando le das la perspectiva correcta y cuando te abres a hablar sobre ello.
¿Qué sucedería si cambiamos la forma en que vemos los errores en el mundo del trabajo? ¿Si en lugar de temerles, los compartimos y acogemos como oportunidades para aprender y crecer? He tenido la fortuna de trabajar en una organización con una cultura que no castiga los errores. Al contrario, hablamos sobre lo que salió mal y cómo podemos evitarlo en el futuro. En lugar de crear un ambiente de miedo, hemos cultivado uno de apoyo y aprendizaje. No afirmo que esto sea fácil de llevar, pero es mucho mejor repartir la carga que llevarla tú sola.
Ahora, cuando cometo un error, no intento ocultarlo. Acepto que soy una persona que se equivoca, aprendo de la experiencia y busco compartir lo que aprendí con los demás. Quizás ese error sea la clave para mi próximo gran descubrimiento. Como dato curioso, el post-it surgió de un experimento fallido en 3M. Tal vez nuestras equivocaciones puedan ser el punto de partida para grandes ideas.
Incluso en el mundo de la programación, un campo en el que los errores pueden tener consecuencias importantes, la actitud hacia ellos está cambiando. Un claro ejemplo de esto sucedió en 2023, cuando un desarrollador junior cometió un error con la base de datos de su empresa, borrando información esencial. En lugar de castigar al junior, la comunidad tecnológica se unió en apoyo, compartiendo sus propias historias de errores catastróficos bajo el hashtag #WeAllMakeMistakes. Este incidente se volvió viral, recordándonos a todos que los errores son parte del aprendizaje y que no hay profesional que en su camino de crecer no haya pasado por ellos.
Hoy quiero compartir con ustedes algunas prácticas que me han ayudado a navegar esta realidad mejor.
Aprender a no castigarme. Ser demasiado dura con nosotras mismas nos impide aprender, solo añade culpa y no nos permite ver las situaciones con perspectiva.
Compartir mis errores. Esto me ha ayudado a aligerar la carga, a encontrar mejores soluciones y lo mejor de todo, a intentar que ni yo ni otros en mi equipo cometamos el mismo error dos veces.
Mostrarme vulnerable. Recordarme que todos cometemos errores ha hecho que sea más sencillo mostrarme vulnerable ante ellos, en lugar de estar a la defensiva. Incluso me ha servido para practicar la humildad, que es muy necesaria para mantenernos siempre abiertas a nuevas perspectivas y a seguir aprendiendo.
Practicar la resiliencia. Una de las frases que más se repite en la vida adulta es "déjalo ir". Dejar ir la situación es clave, ¿pero cómo continuamos nosotras cuando la dejamos ir? Aquí es donde entra en juego la resiliencia. Dejar ir el error, pero rápidamente levantarnos y avanzar. Los errores siempre aparecerán; la diferencia que podemos marcar es cuán rápido los dejamos ir y nos levantamos para seguir adelante.
Algo más que he aprendido es que cometer un error y luego tomar medidas para corregirlo puede incluso aumentar nuestra credibilidad y la confianza en nuestros equipos. Demuestra que somos personas dispuestas a asumir la responsabilidad de nuestras acciones y que estamos comprometidas a hacerlo mejor en el futuro. Si somos líderes mejor aún, pues damos el ejemplo para que los demás hagan lo mismo.
Por esto y más, nos toca aceptar que los errores son parte del camino. Aprender de ellos. Crecer a partir de ellos. Manejados correctamente, pueden ser una poderosa herramienta para nuestro crecimiento y desarrollo profesional.
Como dijo el escritor y poeta irlandés Samuel Beckett: "Ever tried. Ever failed. No matter. Try Again. Fail again. Fail better".
Un abrazo,
Belen
Es curioso que justo cuando necesito una guía en un momento complicado, aparece Travesías con sus magníficas historias muchas gracias Belén por haber aportado hoy en mi :)
Igual que Stefany lo necesitaba.. gracias!!