El dinero en nuestras vidas
Y la importancia de tener conversaciones sinceras y hacernos responsables de nuestro futuro financiero
En los últimos años he hecho un trabajo consciente por repensar mi relación con el dinero. ¿Qué significa para mi? ¿Qué rol quiero que juegue en mi vida? ¿Cómo quiero que influya en mis decisiones? Estas reflexiones me llegaron tarde en la vida, creo que por dos motivos. El primero es que tuve la suerte de crecer sin carencias económicas, lo que hizo que el dinero no fuese un factor tan presente en mi crianza. El segundo es que siempre quise trabajar en el sector de impacto social, y este es un espacio donde la conversación del dinero, para bien y para mal, no suele estar en primer plano.
A los 18 años me fui a estudiar fuera de mi país, a vivir sola por primera vez y ser responsable de mi presupuesto. Era muy consciente del valor del dinero - que en ese momento era aún de mis padres - y llevaba una vida lo más sencilla posible. No necesitaba mucho para estar cómoda. Cuando terminé la universidad, no tomé decisiones de trabajo pensando en mis ingresos, pero por suerte terminé en un buen lugar, con un buen sueldo. Por las circunstancias y también dados mis propios juicios de valor respecto al dinero, seguí sin prestarle mayor importancia en mi vida. Simplemente intentaba no gastar de más, y ahorrar lo posible para mi tranquilidad emocional y mis planes a futuro.
Fue sólo cuando dejé de ser asalariada que mi relación con el dinero empezó a cobrar más relevancia. Mi primer sueldo como emprendedora, a los 28 años, era menos de la mitad del sueldo que tuve en mi primer trabajo, a los 21. Veía a amigos y amigas queridas progresar salarialmente mientras mi futuro era totalmente incierto. Sufría un poco con cada salida a restaurantes porque ponía en riesgo mi llegada a fin de mes, y el ahorro se convirtió en una aspiración inalcanzable por unos años. En esta etapa nació mi primera hija. Mi esposo, que en ese momento era también mi socio, estaba en el mismo bote de madera conmigo.
No sé exactamente cómo pasó, pero en el proceso de tener hijos y un hogar que mantener, de aprender a reconocer más mi valor propio y mi trabajo, de atreverme a aspirar a más, me di cuenta que era momento de sincerar mi relación con el dinero. Tuve la suerte de poder tener la guía de personas cercanas y queridas como Fran, nuestra CFO en Laboratoria por muchos años, y Rodulfo, mi socio. Así, hace ya un par de años me hice algunas promesas a mi misma que hoy les quiero compartir, por si les pueden ayudar en su propio recorrido.
Primero, decidí que quería ganar más.
Suena simple y obvio, pero tuve que hacer bastante trabajo detrás para sentirme cómoda con decirlo. Tuve que entender que es algo que me merezco, para lo que me he preparado, y parte importante de permitirme tener la vida que quiero. Y digo importante porque tengo muy claro que el dinero no lo es todo. De hecho a mi no me gustan las marcas, ni los lujos, ni quiero que mis hijos crezcan más afortunados (financieramente) de lo que ya son. Dicho eso, algunos de mis amigos más queridos están repartidos por el mundo y quiero poder viajar a visitarlos. Quiero poder darle una buena educación a mis hijos. Quiero tener la tranquilidad de poder sostener a mi familia ante una emergencia. Quiero ayudar a las personas en mi entorno cercano a poder mejorar su vida también. Todo esto requiere de dinero, y si bien decidir ganar más claramente no lo hará realidad (aunque cada vez creo más en la manifestación 🔮🙈), sin duda alguna es condición necesaria para que suceda. En mi caso, cambió mi mindset y me abrió a nuevas oportunidades.
Segundo, empecé a asumir la responsabilidad de mi futuro financiero.
Yo crecí en un hogar con roles de género bastante tradicionales. A pesar de que mi mamá siempre trabajó, mi papá era la figura del proveedor; el responsable de las finanzas familiares. Yo decidí que en la familia que yo he formado, esta es una tarea compartida de la que quiero también hacerme cargo. Para ello me puse a aprender, y luego a ejecutar. ¿Cuánto debería ser mi fondo de emergencia? ¿Qué porcentaje de mis ingresos debería aspirar a ahorrar? ¿Cómo puedo generar ingresos adicionales a mi salario? ¿En qué puedo empezar a invertir? Todas estas son preguntas que, aunque suenen básicas, me atrevería a decir que la mayoría de mujeres adultas no hemos resuelto. La realidad es que no son tan complejas como parecen, y personalmente, haberlas incorporado a mi plan de vida me hace sentir mucho más segura y fuerte. Mi situación financiera se ha ido fortaleciendo, y hoy, si bien tengo una hipoteca y aún me quedan muchos años para el retiro, si tengo un buen fondo de emergencia, logro ahorrar cada mes, invierto en acciones y hasta he empezado hacer algunas micro-inversiones ángeles en startups que me encantan (como Cuentología :). Espero que en la próxima década estas se puedan hacer más grandes.
Finalmente, hice un compromiso para que el dinero no me cambie ni me defina.
La humildad y la sencillez son valores importantes en mi vida. El dinero no hace a las personas mejores (más bien creería que en exceso, es probable que tenga el efecto contrario). Es inevitable que conforme vamos creciendo económicamente, ajustemos un poco nuestro estilo de vida. Eso no está mal - yo lo he hecho y lo agradezco todos los días. El desafío es que no empecemos a necesitar de ese dinero para sentirnos completas. Que no empecemos a sentirnos mejores que otros por ese dinero. Que no despeguemos los pies del suelo, de quiénes somos realmente, ni que nos hagamos indiferentes a las carencias inmensas del mundo en el que vivimos, solo porque a nosotras nos va mejor. Quiero siempre estar consciente de que el dinero, para mi, no es éxito. Mi “éxito” personal es poder sentirme plena con la vida que tengo. Con la familia que he formado, con el trabajo que hago, con el impacto que puedo tener en el mundo. Una base de estabilidad financiera sin duda es necesaria para esto, pero es eso: una base. No es el norte de todo. Esta es una promesa que quiero siempre guardarme a mí misma.
Para terminar, las invito a recorrer este camino de aprendizaje en compañía.
Hablen de dinero con sus parejas y con sus amigas. Atrévanse a compartir sus miedos y dudas, por más simples que parezcan. Derriben la barrera de “yo no soy buena en números” o “yo no entiendo nada de inversiones”, porque todas podemos aprender lo necesario para hacernos cargo de nuestro futuro financiero. Hay comunidades lindas para aprender a invertir como The Money Tribe, y de hecho en Laboratoria+ hemos armado un círculo de aprendizaje de finanzas para mujeres para acompañar a nuestras members en este camino. Que sea el primer paso para vernos así pronto 🙂.
Un abrazo,
Mariana
Para las interesadas en el Círculo de Finanzas Personales para Mujeres, la host será la gran Fran, que me enseñó a organizar mi presupuesto, invertir en la bolsa, y sobretodo, sentirme dueña de mi futuro financiero. Empieza el 13 de febrero y tiene cuatro sesiones en vivo en las que podrán compartir con otras mujeres recorriendo el mismo camino. Si tienen cualquier duda sobre nuestra membresía, nos pueden siempre escribir al Whatsapp para tener una llamada.
Me encantó leerte! Gracias por compartirlo!
Me encantaron las reflexiones, super directas y que calan totalmente, ya formo parte de la comunidad, me haré un espacio para las sesiones, gracias Mariana!