Liderar, por diseño, tiene que ver con nuestro impacto en los otros, pero en ese relacionamiento a veces olvidamos que para poder ser líder de otras personas, hay una condición básica e inescapable: aprender a liderarnos a nosotras mismas.
Suena algo extraño, pero es cierto. Si no conozco mis propias fortalezas y debilidades, si no tengo clara mi historia, si no soy capaz de estar conmigo misma en paz, ¿cómo puedo pensar en ser líder para alguien más? Nosotras somos el inicio de todo. Desde ahí parte nuestro impacto en los otros.
Estudiemos este dibujo inspirado en las ideas de Ken Blanchard. El corazón somos nosotras. Sólo una vez que nos conocemos bien y somos capaces de ejercer un liderazgo alineado a nuestros valores y fortalezas es que podemos expandirnos hacia el siguiente anillo: las interacciones con los otros. En esta siguiente etapa, crecemos para empezar a liderar personas pero aún en relaciones uno a uno. Empezamos a construir lazos de confianza y redefinir nuestra identidad como líderes. Sólo cuando hemos dominado esa capacidad es que podemos avanzar con éxito al siguiente anillo: liderar a un equipo de múltiples personas, con sus diferentes interacciones y relacionamiento. Esta etapa requiere de mayor capacidad de influencia y credibilidad. Ahí es donde nos preparamos para liderar áreas u organizaciones enteras.
Cuando empecé mi camino abrupto como líder de personas, salté al tercer anillo sin haber dominado los primeros. Me encontré liderando una organización en crecimiento sin claridad alguna de qué me definía como líder ni de qué fortalezas traía yo a la mesa. Me sentía profundamente insegura en mi rol, sin poder ver en ese momento que esto se debía a la falta de fuerza y claridad en mi core, en ese primer círculo del “yo”. Estaba deambulando en el tercer anillo sin un centro firme con la gravedad para sostenerme.
Con los años me he vuelto una convencida de que la mejor inversión que podemos hacer para impulsar nuestro desarrollo es conocernos mejor. Suena simple y obvio, pero conforme pasa el tiempo más me doy cuenta que conocernos a nosotras mismas es un camino de toda la vida. De ir descubriendo nuestras motivaciones - las evidentes y las ocultas. De aceptar con orgullo lo que nos destaca, y aceptar también lo que nos limita. De atrevernos a saber cómo nos ven los demás, y mirarnos sin miedo a nosotras mismas.
Conocernos toma coraje y toma herramientas. De hecho creería que si les hago la pregunta suelta en el aire - ¿cómo son y qué las define? - no todas tendrán respuestas tan contundentes ni rápidas. A mi aún me cuesta. En teoría creo que soy buena comunicadora, pero luego me encuentro redactando un texto insípido y soy incapaz de mejorarlo. Otras veces considero que soy una persona creativa y de buenas ideas, hasta que ejecutó lo que se me ocurrió y me preguntó en qué momento creí que era una buena idea. ¿Cuántas más por aquí se sienten así de confundidas seguido?
Para seguir creciendo juntas, hoy les quiero compartir tres recursos valiosos para conocerse mejor a sí mismas y desde ahí, fortalecer ese liderazgo propio que les permitirá ir recorriendo el camino de liderar a otros con excelencia.
Primero, descubrir quiénes somos pensando en nuestras historias. Hace poco escuché este ejercicio en una entrevista a Donna Lichaw, una coach de liderazgo que me gusta mucho. Donna explica que nuestros superpoderes (aquellas fortalezas que nos hacen únicas) se revelan en las experiencias de nuestra vida. Piensa en proyectos en los que has participado a lo largo de tu carrera (o tu vida) donde te has sentido genuinamente motivada, y has podido aportar valor siendo la mejor versión de ti. ¿Qué iniciativas eran? ¿Qué traías tú a la mesa? ¿Que destacó tu aporte? Ahí encontrarás las respuestas.
Segundo, complementar quiénes somos con la mirada de los demás. El autoconocimiento de hecho tiene una parte de autorreflexión, pero otra igual de importante que implica entender cómo nos perciben las demás personas. De hecho hay evidencia que demuestra que las mujeres solemos subestimar el valor que aportamos, y esto inintencionalmente puede limitarnos a apostar por más. Por suerte el feedback nos puede dar esa claridad fácilmente. De hecho hay un ejercicio lindo que quiero hacer pronto en algún curso de Laboratoria+. Se llama el Best Self-Exercise. Identificas a 8 personas de diversas partes de tu vida (colegas, familia, líderes, reportes, amigos, etc), y les pides que te describan cuando te han visto siendo la mejor versión de ti misma. Con todas esas respuestas encuentras temas comunes y patrones, con los que construyes un autorretrato con la mirada de los otros. Es refrescante ver todas las cosas buenas que los demás ven en nosotras, y que a veces nos cuesta reconocer.
Finalmente, recurrir a herramientas que te den luces e insights sobre tus fortalezas, debilidades, preferencias y estilos. Hay algunas pruebas online valiosas y muchos assessments pagados que te puede hacer una coach. Por otro lado, en este último año trabajando en este espacio en Laboratoria+ sentíamos que hacía falta una herramienta gratuita y en español que nos permita saber dónde estamos en un mapa de habilidades críticas. Hace unos días sacamos la primera versión de nuestro Diagnóstico de Carrera gratuito. La herramienta evalúa cómo estás en cinco dimensiones: liderazgo, autoconocimiento, networking, autoconfianza y dirección profesional, y te da recomendaciones prácticas y recursos de cómo avanzar en ellas. Por aquí se los dejo, las invito a todas a probarlo. Se pueden crear una cuenta gratuita en nuestra plataforma y acceder en el.
Espero que esta reflexión las acompañe a seguir invirtiendo en el gran camino de descubrirnos a nosotras mismas.
Un abrazo,
Mariana
El próximo jueves 15 de agosto tenemos un evento increíble en Laboratoria+ 🤩. Vamos a hablar de carreras con impacto y nos acompañarán dos grandes emprendedoras sociales de América Latina. Vania Masías, Cofundadora de D1 y Fatima Alvarez, Cofundadora & CIO de Someone Somewhere. Este evento es abierto y nos encantaría que lo compartas. Nos ayuda mucho a seguir creando más conversatorios gratuitos como este.