Burnout laboral: qué es y cómo prevenirlo
Y algunas estrategias para cuidarnos y poder llegar hasta el final del camino
Hace unos años, cuando estábamos pasando por un momento enormemente retador en los inicios de Laboratoria, salí de la oficina un viernes en la noche para encontrarme a comer con mis amigas. Cuando llegué al restaurante sólo había llegado una de ellas, muy cercana a mí. En cuanto me preguntó casualmente cómo estaba - como hacemos cada vez que iniciamos una conversación - en lugar de devolverle el clásico “todo bien”, no pude contener el llanto. Lloré de la angustia de pensar que no iba a sobrevivir más en el trabajo. Teníamos retos financieros, retos de personas, y para ser honesta, retos en casi todos los frentes. Estábamos comenzando una nueva empresa con todo lo que eso implica. Sentía una inmensa responsabilidad en los hombros y el trabajo había tomado cada aspecto de mi vida. No tenía hijos todavía y no sólo trabajaba demasiado, pero sólo pensaba en mi trabajo.
Ahora que miro atrás, creo que ese fue el momento que más cerca he estado de llegar al burnout. Este término fue acuñado por el psicólogo Herbert Freudenberger en los años 70. Lo usó para referirse a las consecuencias de estrés severo que enfrentaban ciertas profesiones críticas de cuidado, como doctores y enfermeras. Al sacrificarse por otros, estos terminaban con un agotamiento crónico, metafóricamente burning out - quedándose sin gasolina (es decir energía) para continuar. Para mediados de los 90s el concepto ya se aplicaba de manera más amplia al mundo laboral, refiriéndose a cómo el estrés prolongado, la carga excesiva, o la falta de claridad y apoyo pueden llevar a la fatiga, frustración y apatía hacia el trabajo.
¿Burnout vs Estrés?
Si bien el burnout es una forma de estrés, va mucho más allá del estrés común del trabajo que podemos experimentar un día pesado, y por eso es tan importante entenderlo para prevenirlo. Según una investigación de Gallup, la característica del burnout es el agotamiento intenso que se genera tras un tiempo prolongado de fatiga crónica. Es la consecuencia de no haber accionado sobre el estrés que sentíamos a lo largo de mucho tiempo. Es estar ya al final de nuestra cuerda, pues nuestros niveles de energía han quedado en cero. A diferencia del estrés del día a día, no basta con unas vacaciones para reponernos, y eso es lo que lo hace tan peligroso.
Seguro todas tienen casos cercanos de personas que dijeron “no puedo más”, y abandonaron sus trabajos o empresas. Tal vez ustedes mismas han estado ahí. Yo muchas veces pienso que estuve cerca de que me pase esto en Laboratoria, y agradezco tanto haber cultivado algunas prácticas que me ayudaron a evitar ese destino. Hay muchísimas cosas que podemos hacer desde las organizaciones para prevenir contextos que conlleven al burnout, pero hoy me quiero enfocar en qué podemos hacer nosotras (porque además, los índices de burnout suelen ser mucho más altos en mujeres que en hombres, cosa que con las infinitas responsabilidades que cargamos además de lo laboral, no sorprende).
Aquí les comparto tres lecciones que he aprendido en el camino y hoy atesoro.
Primero, enfrentar nuestras carreras con una mirada de largo plazo. No estamos corriendo un sprint. Estamos en una maratón, con posiblemente 42 años de trabajo, así que hay que ser estratégicas con cuánta energía usamos en cada kilómetro. Si queremos llegar a la meta es indispensable aprender a conocernos a nosotras mismas, saber poner límites y cuidarnos. Cada trabajo no es únicamente ese trabajo - es la base para el que vendrá después, y debería contribuir a prepararnos en lugar de perjudicarnos. Tenemos que hacer nuestra vida profesional sostenible en el tiempo si queremos llegar lejos.
Segundo, gestionar nuestra energía más que nuestro tiempo. Este es un consejo que escuché en un podcast y me quedó grabado. En el último año he empezado a poner más atención a qué partes de mi día me quitan más energía, y qué interacciones me desgastan de sobremanera. Identificándolas mejor, he ido ajustando algunas cosas para tener menos de ellas. Hoy, por ejemplo, hay semanas donde trabajo muchísimas horas y claramente me siento cansada, pero estoy haciendo cosas que me gustan, en contextos positivos y me siento bien.
Tercero, cultivar nuestra perspectiva. Para mi, este es uno de los regalos más lindos que me ha dado la maternidad. Hoy veo mi trabajo con perspectiva. Porsupuesto que es importante, pero tampoco es lo único ni lo más importante en mi vida. Veo los retos con más distancia, y esto me ayuda enormemente a no acumular estrés de más cada día.
Aprovecho para contarles que el 11 de julio tendremos un conversatorio abierto sobre salud mental y algunas técnicas para prevenir el burnout en Laboratoria+. Quedan todas invitadas, se pueden registrar aquí.
Que tengan un lindo fin de semana,
Mariana
Muchas gracias!
gracias por eso, las de 3 lecciones me llego mucho, muchas gracias!!