Cómo accionar nuestro tan deseado crecimiento en el trabajo
Y los pasos concretos que podemos tomar para avanzar profesionalmente
En las próximas semanas tendremos varios cambios emocionantes en Laboratoria+ para seguir consolidando esta comunidad de mujeres listas para crecer en su liderazgo. El 27 de noviembre tenemos una sesión en vivo para compartir todos los detalles. ¡Las esperamos!
Aunque sea difícil de creer, el final del 2023 está a la vuelta de la esquina. Reflexionando sobre el año que pasó, me doy cuenta que una de las cosas que más he disfrutado hacer ha sido acompañar el crecimiento de otras mujeres profesionales. Soy mentora en Laboratoria+ y con eso, he tenido el privilegio de conocer a muchas mujeres que aunque en contextos distintos, buscan algo muy parecido: crecer en sus trabajos. En mis diversas conversaciones he sentido una convicción envidiable de querer llegar más lejos, asumir más responsabilidades, y tener la oportunidad de liderar personas. Me admira su dedicación y compromiso.
Al mismo tiempo, me he dado cuenta que la mayoría busca la sesión de mentoría conmigo no porque necesitan apoyo definiendo qué camino tomar, sino más bien para entender qué tienen que hacer para poner ese camino en marcha. ¿Converso de mis aspiraciones con mi líder? ¿Pido un ascenso? ¿Cómo demuestro que tengo la capacidad de asumir retos más difíciles? ¿Cómo sé que estoy lista para liderar personas?
Cada historia de crecimiento profesional es única. No creo en las recetas genéricas porque las circunstancias particulares de cada persona y de cada situación importan en definir qué camino tomar (¡justo por eso las sesiones individuales de mentoría son tan valiosas!). Dicho eso, liderando a muchas personas en los últimos años también he aprendido que hay ciertas buenas prácticas que todas podemos aplicar cuando estamos buscando crecer en nuestros trabajos. Aquí les comparto algunas que considero muy valiosas.
1. Enfócate primero en cumplir con tu rol actual, priorizando hacer las cosas bien y resolviendo problemas
En mi experiencia, los colaboradores que mas se destacan en sus primeros años de carrera son aquellos que se mueven por hacer las cosas bien, accionar, y resolver problemas. A todo el mundo le gusta trabajar con personas así, y los líderes van a notar rápidamente en quienes pueden contar para eso. A veces hay quienes se enfocan en lo que está mal en la empresa, y todo lo que debería ser diferente y mejor. No es que esté mal pensar en ello, pero probablemente ya hay otras personas atendiéndolo y muchas veces no son problemas fáciles de resolver ni competen a quienes están en sus primeros años de carrera.
Mi consejo es que se enfoquen en contribuir, haciendo. ¿Ves algo que puedes mejorar? Mejóralo. Haz bien lo que se espera de ti, y concéntrate en eso. Alguien se dará cuenta. Y si no se dan cuenta, ese buen desempeño servirá como la base para cualquier conversación que luego tendrás para demostrar qué estás lista para seguir creciendo.
2. Toma el control de tu propio desarrollo
Es común pensar que la empresa donde trabajamos debería encargarse de nuestro desarrollo. Es cierto que deberíamos buscar trabajar en lugares que inviertan en nosotras, en nuestro aprendizaje, y que presenten oportunidades para crecer. Y nuestros colegas y líderes juegan un rol importante en apoyarnos en esa ruta de crecimiento. Sin embargo, es fundamental entender que al final del día, la responsabilidad de nuestro crecimiento es nuestra, y solo nuestra. Cada una de nosotras tiene que definir cuál es ese camino de crecimiento que nos motiva, que se alinea con nuestras fortalezas, y en el que queremos invertir tiempo y esfuerzo.
Para eso, tenemos que visibilizar que estamos dispuestas a crecer. No deberíamos esperar que otros nos busquen para discutir nuestro crecimiento y nuestros próximos desafíos en el trabajo. Podemos tomar la iniciativa, y pedir proactivamente las conversaciones necesarias con nuestros líderes.
3. Prepárate bien para esas conversaciones
Es importante no solo saber lo que queremos, pero también ser capaces de articularlo y proponerlo. Pregúntense lo siguiente: ¿Qué hago bien hoy? ¿Qué me gusta hacer versus qué me cansa? ¿Qué habilidades busca la empresa? ¿Qué necesito aprender para asumir nuevos desafíos? ¿En qué rol me veo y quisiera proyectarme?
Las respuestas a estas preguntas nos dan luz sobre cómo enfocar la conversación con nuestros líderes. Nos permiten articular nuestras habilidades y fortalezas resaltando el valor que representan para la empresa. Es muy diferente decir “en este último año he logrado resultados importantes y siento que estoy lista para un mayor desafío”, versus “en este último año, aprendí que mi fortaleza principal está en la claridad de mi comunicación con clientes, lo que ha generado la confianza necesaria para concretar el aumento de XX% en ventas que logré. Sé que la empresa quiere aumentar el número de clientes este año, y me siento lista para contribuir con esa meta.”
La segunda opción es mucho más clara y convincente. No da mucho margen para refutar y más bien abre una conversación alrededor de un buen entendimiento de lo que la empresa valora. Todo esto solo se logra reflexionando de antemano con preguntas claves y preparando bien esos argumentos.
4. Todo se puede pedir, pero el resultado depende de cómo lo hacemos
Muchas nos sentimos incómodas abriendo una conversación sobre temas sensibles como nuestro sueldo o un cambio de rol. A veces nos cuesta resaltar nuestras cualidades por miedo a parecer arrogantes. Con respecto al sueldo, quizás no sabemos cuánto pedir o cómo pedirlo. La verdad es que no hay ninguna conversación sobre nuestro crecimiento laboral que no podamos tener, pero es importante hacer el planteamiento correcto.
Busquen un tono propositivo en la conversación, evitando exigencias o razones de “justicia” o “meritocracia” para pedir un cambio. Enfóquense en las oportunidades de ganar-ganar entre sus objetivos personales y las metas de la empresa. Busquen información desde antes sobre referencias de sueldo en roles similares para poder proponer un aumento que sea viable y acorde al nivel de responsabilidad. No tengan miedo de resaltar sus habilidades y logros como la razón para el crecimiento. Nuestro trabajo no es siempre visible, y nosotras tenemos que ser las principales embajadoras de nuestro desempeño.
5. Ten paciencia y busca el momento adecuado para tener estas conversaciones
Nunca me olvido que hace unos años en Laboratoria, una colaboradora que llevaba 2 semanas trabajando con nosotros me pidió un espacio para conversar. Sin saber para qué era el espacio, me sorprendí cuando resultó ser para pedirme feedback sobre su desempeño. Si bien su intención era buena, después de sólo 2 semanas yo no tenía aún mucho de valor que decirle.
Aunque la impaciencia nos gane, dense el tiempo para poder entender bien cómo funciona la organización. Enfóquense en conocerse bien a ustedes mismas a través de sus logros, de cómo enfrentan los retos, y también del feedback estructurado de sus equipos una vez que hayan pasado desafíos juntos. El feedback es extremadamente valioso para nuestro autoconocimiento, pero debe venir precisamente de un lugar de conocimiento para contribuir a nuestro crecimiento.
Me encantaría escuchar sus experiencias planeando sus rutas de crecimiento y abriendo estas conversaciones. ¿Qué otras buenas prácticas han ejercido con éxito? Feliz de leerlas en los comentarios y así poder crecer el repositorio de tips para todas las que estemos invirtiendo en nuestro crecimiento profesional.
¡Un abrazo y un lindo fin de semana!
Gabi